Historia de Bécal, Campeche: Cuna del sombrero de Jipi

Podemos proclamar que Bécal es la única población mexicana donde se elaboran los famosísimos sombreros de jipi, que ha hecho posible la existencia de una fuente de ingresos permanente, tuvo sus comienzos en 1840.

Bécal, hermosa villa de raíces mayas y pobladores de manos talentosas, ubicado en el estado de Campeche, municipio de Calkiní, su nombre derivado de sus característico clima y la imaginación de quienes ahí habitaron, fue fundado en 1450 por el cacique de Calkiní Ah-Tzab-Canul, este pueblo fue de vital importancia antes y después de la conquista española, su decaimiento se debió a las epidemias y la carestía del maíz que sufrió cuando sus habitantes fueron diezmados por la viruela negra en 1846, destacan su templo católico y su amplio convento construidos del año 1570 a 1630 por los primeros franciscanos, dicho convento es una figura emblemática, en este funcionó por muchos años la escuela primaria, más tarde en su historia, en 1823 se alojaron en el convento las principales autoridades civiles y militares del estado en junta general, en la que se resolvió adoptar el Plan de Casamata, el cual dio como resultado la caída del emperador Agustín de Iturbide. Otra junta más numerosa se reunió en este mismo recinto en el año de 1830, la cual llevó como resultado la separación del estado de la nación mexicana a favor del sistema central, ahí mismo también se estableció en 1856 un Liceo de enseñanza primaria secundaria que atendía no solo a Bécal, también a los niños de poblaciones circunvecinas. 

 

    Podemos proclamar que Bécal es la única población mexicana donde se elaboran los famosísimos sombreros de jipi, que ha hecho posible la existencia de una fuente de ingresos permanente, tuvo sus comienzos en 1840, cuando se empezaron a conocer los sombreros llamados jipijapa del extranjero, del Ecuador principalmente, la dificultad de hacerse de un sombrero de este tipo consistía en su elevado costo. Fue así como personas visionarias comenzaron a traer la paja para que se hicieran los sombreros en la península yucateca, pero principalmente en la villa de Bécal, por su buena confección siguen siendo tan admirables que nada le piden a los hechos en Ecuador. Los becaleños ya tenían conocimiento en la confección de sombreros de huano, que es una palma que se utiliza para tejer, pero es un material mas grueso. 

 

    En la Evolución de Bécal hubo un personaje trascendental, Don Pedro Hurtado, presbítero desde 1812, prestó sus servicios en este lugar, tenía estudios de medicina que puso al servicio de sus feligreses, sin cobrarles un solo centavo, fue un sacerdote progresista, logro construir en 1814 la carretera de Becal a Calkiní, en la que puso sus propios recursos económicos. Así mismo, en la construcción del camino de ruedas Mérida-Campeche. Un sacerdote fuera de serie, muy respetado por su carácter, sus luces y por los servicios que presto al estado, capellán caudatario, secretario y teólogo consultor, todo el tiempo que le dejaban libre las obligaciones sacerdotales, las dedico al estudio principalmente de la medicina,  ayudo a muchas personas y se hizo apreciar en los pueblos del interior, recibió muchas muestras de distinción de personas notables, pero jamás pudieron conseguir que abandonase su humilde curato de Bécal, a él se le debe que la villa de Bécal gozara de una paz envidiable que lo hizo prosperar en la industria del sombrero, por todos estos motivos fue muy sensible su muerte  el 6 de enero de 1868 a los 84 años de edad y 56 de servicio en su parroquia. 

 

    Historiadores ilustran diciendo que el presbítero de Calkiní paso a Peten-Itzá en 1859 en terrenos de Guatemala, para impartir su ministerio en algunos poblados, donde observo que en estos lugares existía una clase de guano que se distinguía de las clases conocidas en esa parte de la península, por, lo que se le ocurrió remitir con su hermano una buena porción de mazos para que fuese conocida y experimentada por, los becaleños. A la noticia de esto Don Juan García Fernández, español establecido en Bécal desde su juventud, mandó a sus dos hijos con recursos suficientes para traer la mayor cantidad de paja, no solo trajeron abundante paja, si no también trajeron a Bécal muchas matas pequeñas, estas se plantaron en la huerta de la entonces Hacienda de Santa Cruz y se desarrollaron bien. 

 

    Otra versión nos dice que Pablo Montero Ramón, contratista chiclero de los bosques de campeche, colindante con Guatemala, había conocido grandes plantaciones de jipi en forma silvestre, llevando a Bécal muestra de las plantas y paja preparada para tejer sombreros, informando de este hallazgo al señor García, dicha planta era conocida en Guatemala como jipi, esta tenía mayor flexibilidad, blancura y ligereza en el ambiente único de las cuevas. 

 

     El viaje hasta esos lugares lejanos tardaba unos 21 días, resultaban muy costosos, además la planta necesitaba unos 4 años de cultivo, se organizaron expediciones para traer la mayor cantidad de vástagos y fue así como el señor Sixto García decidió cultivar la palma de jipi en su hacienda Santa Cruz, como se sigue haciendo hasta la presente fecha, propiciando que esta actividad sea exclusiva de la zona. En esos tiempos el más destacado tejedor de jipi fue el señor Tino Chi, a quien el señor Sixto designo como el primer maestro de tejido de sombreros de jipi, le dijo:” enseñaras a los niños y jóvenes lo que sabes”, se puede asegurar sin duda que Don Sixto García fue el alma de esta industria, y por supuesto el primer comerciante en la compra y venta del sombrero becaleño, cuyo principal mercado era la ciudad de Mérida. Desde el 6 de julio de 1930, se fundó la sociedad cooperativa de producción de sombreros becaleños, durante muchos años esta cooperativa presentó muy buenas cuentas, de un capital que comenzó con $45 pesos, en 1939 ya tenía un capital de $8,706 pesos. 

 

     Como el trabajo de los sombreros requería de un  ambiente fresco y húmedo, con riesgo de la propia salud, se le expuso este problema al Gral. Lázaro Cárdenas en una de sus visitas en 1937, le solicitaron ayuda para mejorar la industria sombrerera, como resultado de las peticione, Cárdenas dictó las medidas para su solución mediante el Departamento de asuntos indígenas y se les concedió la construcción de varias cuevas subterráneos acondicionadas para el tejido del sombrero de jipi, la instalación de una planta eléctrica, adquirir más plantíos de jipi, así como el nombramiento de 3 maestros de la SEP para la enseñanza técnica, todo esto a través de la sociedad cooperativa. 

 

  Desde 1939 hasta la actualidad se efectúa anualmente la feria de la flor de Jipi, con eventos culturales y artísticos, así como un concurso de artesanías y sombreros que ayudan a la promoción de estos productos derivados de esta actividad. 

 

* Texto basado en los escritos del Profesor Adolfo González Salazar y recopilados por el Profesor José Alfredo Collí Simá

Deja un comentario